19/08/2025

Puertos Verdes: Donde comienza la transición energética marítima

En la próxima década, el futuro de la energía limpia no solo se jugará en las turbinas eólicas o las plantas de hidrógeno. También se definirá en los puertos: esos espacios logísticos que hoy se están convirtiendo en el corazón de la economía azul global.

Del mar a la transición energética

Por años, los mares fueron percibidos principalmente como rutas comerciales o fuentes de recursos pesqueros. Pero eso está cambiando. Con el surgimiento de una nueva economía marítima basada en energías renovables, los océanos y, especialmente, las costas, están cobrando una nueva centralidad estratégica. 

La energía eólica marina y el hidrógeno verde están reconfigurando la infraestructura energética mundial. Los países que cuentan con fuertes recursos eólicos —como los del norte de Europa o el Cono Sur latinoamericano— tienen hoy la posibilidad de reducir su dependencia de los combustibles fósiles y desarrollar nuevos polos industriales sostenibles. Pero para que eso ocurra, hace falta algo más que viento: se necesita infraestructura, conectividad, logística… y ahí es donde los puertos emergen como actores clave. 

Los puertos del futuro: más que puntos de carga

Tradicionalmente, los puertos fueron diseñados para mover mercancías. Hoy están mutando hacia una nueva función: ser centros integrados de energía limpia. 

Esto implica: 

  • Generar y distribuir combustibles alternativos, como el hidrógeno, metanol o amoníaco verde. 
  • Implementar OPS (Onshore Power Supply) para que los buques se conecten a la red eléctrica en tierra, reduciendo emisiones durante la estadía en puerto. 
  • Desarrollar microredes inteligentes que integren energía solar, eólica y almacenamiento con baterías. 
  • Apostar por la digitalización y eficiencia energética como ventaja competitiva. 

En Europa, estas transformaciones ya están en marcha. El puerto de Algeciras, por ejemplo, opera desde 2024 con energía 100 % renovable y desarrolla corredores verdes con Róterdam, usando combustibles sostenibles para el transporte marítimo. España, por su parte, moviliza más de 72 millones de euros de fondos europeos para adaptar sus terminales a la era de los combustibles limpios. 

Energía azul: más allá del transporte

Pero esta transformación no es solo técnica. La economía azul propone una visión de desarrollo más amplia, donde el mar es fuente de energía, empleo, innovación y equilibrio ambiental. Esta visión —impulsada por estrategias como el European Green Deal y el paquete Fit for 55— incluye: 

  • Energías renovables marinas (eólica offshore, undimotriz, solar flotante). 
  • Biotecnología azul y acuicultura sostenible. 
  • Turismo costero de bajo impacto. 
  • Redes de puertos verdes y multifuncionales como núcleos de innovación regional. 

Todo esto exige más que infraestructura: requiere planificación estratégica, evaluación ambiental rigurosa y, sobre todo, participación comunitaria. Porque ningún proyecto energético será sostenible si no genera oportunidades reales para las comunidades portuarias y costeras. 

La oportunidad latinoamericana 

Para América Latina, este escenario representa una oportunidad histórica. Con costas extensas, recurso eólico abundante y creciente presión por descarbonizar las cadenas logísticas, la región puede convertirse en proveedor clave de energía limpia para el mundo. 

Chile, Colombia y Uruguay ya avanzan con proyectos de hidrógeno verde para exportación, y varios puertos del Pacífico comienzan a explorar modelos similares a los de Europa. 

Pero el desafío está en escalar: hacer que estos proyectos piloto se transformen en ecosistemas energéticos reales, que integren industria, formación de talento, conectividad y alianzas público-privadas de largo plazo. 

Riesgos emergentes, soluciones especializadas

La transformación de los puertos en centros de energía verde no solo abre oportunidades: también plantea nuevos escenarios de riesgo. La instalación de parques eólicos marinos, la manipulación de hidrógeno o amoníaco, la electrificación de terminales y la digitalización de operaciones portuarias traen consigo una complejidad operativa inédita. 

En este contexto, compañías aseguradoras con enfoque sectorial —como Hanseatica— tienen un rol estratégico: diseñar soluciones a medida para una infraestructura energética en evolución constante. 

Esto implica: 

  • Evaluar riesgos tecnológicos en entornos dinámicos y expuestos. 
  • Acompañar modelos operativos híbridos que integran energía, logística y sistemas digitales. 
  • Proteger inversiones de largo plazo frente a condiciones climáticas extremas y regulaciones cambiantes. 
  • Ofrecer coberturas específicas para energías renovables offshore. 

Asegurar esta nueva economía marítima no es simplemente adaptar coberturas existentes: es entender profundamente las cadenas de valor, los flujos operativos y las interdependencias tecnológicas que configuran este ecosistema. 

¿Que son las energías renovables offshore?

Se refiere a la generación de energía renovable en el mar (fuera de la costa, de ahí el término offshore). Es decir, son fuentes de energía limpia que se instalan sobre el agua, generalmente en plataformas marítimas, y que aprovechan recursos naturales como el viento, las olas o el sol. 

Tipos principales de energías renovables offshore: 

  1. Eólica marina (offshore wind)
    1. Es la más desarrollada a nivel global.
    2. Se trata de turbinas eólicas instaladas en el mar, donde los vientos son más constantes y potentes que en tierra.
    3. Permite una generación de energía más eficiente y a gran escala.
    4. Ejemplo: el parque eólico Hornsea (Reino Unido), el más grande del mundo, ubicado en el Mar del Norte.
  2. Energía undimotriz (wave energy)
    1. Aprovecha el movimiento de las olas del mar para generar electricidad mediante dispositivos flotantes o estructuras submarinas.
  3. Energía mareomotriz (tidal energy)
    1. Utiliza el movimiento periódico de las mareas (ascenso y descenso del nivel del mar) como fuente energética.
  4. Solar flotante (floating solar)
    1. Aunque más común en lagos o represas, algunos proyectos ubican paneles solares sobre estructuras flotantes en zonas costeras protegidas.

¿Por qué es importante? 

  • Alta capacidad de generación: los proyectos offshore permiten instalaciones de gran escala, clave para abastecer ciudades o industrias enteras. 
  • Menor impacto visual y territorial: al ubicarse en el mar, se reduce el conflicto por uso de suelo. 
  • Complementariedad con puertos e industrias costeras: es ideal para abastecer zonas logísticas o industriales cercanas. 

Desde una mirada aseguradora, las energías renovables offshore implican nuevos riesgos y necesidades de cobertura, tales como: 

  • Fallas técnicas en ambientes marinos extremos. 
  • Daños por tormentas, oleaje o corrosión salina. 
  • Transporte e instalación de infraestructuras complejas. 
  • Integración con cadenas logísticas portuarias y energéticas. 

Por eso, acompañar este segmento requiere un enfoque asegurador especializado, técnico y anticipatorio. 

¿Qué sigue?

La economía azul ya no es una visión de futuro: es una realidad tangible que está redibujando las infraestructuras, los negocios y las cadenas de riesgo. Y en ese nuevo mapa, quienes acompañen esta transformación con expertise técnico, soluciones especializadas y comprensión integral del sector serán los socios estratégicos más valorados. 

En Hanseatica, estamos preparados para ser parte de ese nuevo capítulo.  

 

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