Argentina exporta trigo a China después de 30 años. Un nuevo corredor comercial que exige nuevas estrategias de cobertura.

La salida del primer cargamento de trigo argentino con destino a China marca un antes y un después para el comercio agroindustrial del país. 

Es el inicio de una nueva etapa en el comercio internacional del país, resultado de años de gestión diplomática, acuerdos sanitarios y entendimientos regulatorios. En un escenario global donde la seguridad alimentaria y la reconfiguración de proveedores son prioridad para las potencias, Argentina da un paso estratégico que la posiciona como actor confiable. 

Para quienes operamos en el aseguramiento del transporte internacional de cargas, este hito también pone en primer plano un aspecto importante: la gestión integral del riesgo en un escenario cada vez más complejo. 

Según registros portuarios y fuentes del sector, el primer ciclo de exportaciones de trigo a China comprende un total de 107.000 toneladas, divididas en tres embarques: 

• 65.000 toneladas ya partieron desde el nuevo puerto de Timbúes en Santa Fe (operadas por Cofco International). 
• Las 42.000 toneladas restantes se completarán entre diciembre y enero, desde Timbúes y Bahía Blanca.

China alimenta a cerca del 20% de la población mundial con menos del 10% de la tierra cultivable del planeta. Por eso, su política agrícola y comercial está guiada por un principio clave: garantizar el abastecimiento estable y diversificado de alimentos esenciales. 

Abrir el mercado chino a un nuevo origen de trigo implica: 

• Años de negociaciones sanitarias y fitosanitarias. 
• Auditorías técnicas, acuerdos regulatorios y construcción de confianza institucional. 
• Una señal política clara de relación bilateral madura y estratégica. 

Que China habilite y concrete este primer embarque significa que el país exportador logró cumplir con los estándares más exigentes del mundo. 

Transportar trigo desde Argentina hasta China implica entre 40 y 50 días de travesía, con rutas que pueden atravesar el Canal de Panamá o rodear el Cabo de Buena Esperanza. Cada opción tiene ventajas, pero también riesgos: 

• Congestiones portuarias. 
• Variaciones climáticas y humedad. 
• Riesgo de avería gruesa o daños por manipulación. 
• Inspecciones sanitarias rigurosas al arribo. 

Cada milla náutica suma incertidumbre que debe estar cubierta. 

La apertura de este corredor comercial consolida una nueva etapa para el comercio agrícola internacional. Pero su sostenibilidad en el tiempo dependerá no solo de la producción y la demanda, sino también de la capacidad de gestionar riesgos de forma profesional y anticipada.  

En Hanseatica, acompañamos a exportadores, importadores y operadores logísticos en cada etapa del transporte internacional de cargas, brindando soluciones de seguro diseñadas para operaciones complejas y mercados exigentes como China.  

Nuestra experiencia en rutas internacionales nos permite anticipar escenarios y proteger lo que cada exportador valora: su carga, su cumplimiento y su reputación. 

Contáctanos para analizar la cobertura adecuada para tus próximos embarques.