02/09/2025
El Corredor Bioceánico: una nueva ruta para la integración logística en Sudamérica
La megaobra que conectará el Atlántico con el Pacífico y transformará la logística y el comercio en Sudamérica
América del Sur avanza en un proyecto que promete transformar su inserción en el comercio global: el Corredor Bioceánico. Esta megaobra busca unir, por carretera y ferrocarril, el océano Atlántico con el Pacífico, atravesando Brasil, Paraguay, Argentina y Chile.
Más que una ruta de transporte, se trata de un eje estratégico para el desarrollo económico y la integración regional.
¿Qué es el Corredor Bioceánico?
El Corredor Bioceánico es una ambiciosa red terrestre de integración logística que busca conectar, por medio de carreteras, ferrocarriles y nodos portuarios, el océano Atlántico con el Pacífico en América del Sur. Actualmente en desarrollo, atraviesa Brasil, Paraguay, Argentina y Chile
El proyecto conecta los puertos brasileños del Atlántico (como Santos) con los puertos chilenos del Pacífico (como Antofagasta o Iquique), pasando por el Chaco paraguayo y el noroeste argentino. De esta manera, permitirá que mercancías agrícolas, mineras e industriales crucen de costa a costa en menos tiempo y con menores costos logísticos.
Se lo considera una alternativa terrestre al Canal de Panamá, lo que diversifica y descongestiona las rutas comerciales hacia Asia, Norteamérica y Europa.
Sus orígenes se remontan al proyecto histórico del “Corredor Bioceánico de Capricornio”, desde fines del siglo XX, que pretendía unir el puerto brasileño de Santos con el chileno de Antofagasta, pasando por el territorio del Mercosur.

Beneficios logísticos y económicos
El Corredor Bioceánico no solo es una obra de infraestructura, sino también un motor de desarrollo para toda la región. Al mejorar la conexión entre el Atlántico y el Pacífico, abre un abanico de oportunidades que impactan directamente en la logística, la competitividad y la proyección internacional de los países del Cono Sur. Entre los principales beneficios se destacan:
- Reducción de tiempos y costos: acortar el tránsito entre océanos impactará directamente en la competitividad de las exportaciones.
- Mayor conectividad regional: impulsará el comercio entre Brasil, Paraguay, Argentina y Chile, fortaleciendo a las economías locales.
- Proyección internacional: los países del Cono Sur tendrán un acceso más ágil a mercados asiáticos, en especial para productos agroindustriales, mineros y frigoríficos.
- Desarrollo portuario: los puertos del norte chileno y del sudeste brasileño se consolidarán como nodos estratégicos para el comercio global.
Se estima que el corredor podría movilizar más de 8,6 millones de toneladas anuales, con un impacto económico superior a los US$ 3.000 millones en sectores productivos clave.
Estado actual del proyecto
El impulso político se consolidó en 2015 con la Declaración de Asunción, y desde entonces los países involucrados han avanzado en obras de infraestructura y acuerdos aduaneros.
- Paraguay ya inauguró el primer tramo desde Carmelo Peralta hasta Loma Plata, en el Chaco, con una inversión de más de US$ 350 millones.
- Brasil, Argentina y Chile aceleran proyectos viales y ferroviarios que complementan el corredor.
- Se evalúa la implementación del Convenio TIR para simplificar aduanas y reducir tiempos de cruce fronterizo.
Una oportunidad para la gestión del riesgo
Más allá de los beneficios comerciales, el Corredor Bioceánico también plantea nuevos desafíos:
- Aumento del flujo de mercancías en rutas terrestres de alta exposición a riesgos climáticos, robos o accidentes.
- Mayor necesidad de seguros integrales que cubran transporte terrestre, multimodal, contenedores y responsabilidad civil en operaciones logísticas internacionales.
En este contexto, soluciones como el Seguro de Transporte de Mercaderías, Seguro de Contenedores o el Seguro para Operadores Logísticos cobran especial relevancia, ya que permiten garantizar continuidad de negocio y cumplimiento contractual en tránsitos cada vez más complejos.
Mirando hacia el futuro
El Corredor Bioceánico es mucho más que una autopista: es un símbolo de integración soberana y de la capacidad de América del Sur para diseñar soluciones logísticas propias frente a un comercio global en transformación.
Para las empresas que exportan, importan o dependen de la logística regional, estar preparadas es clave.
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