15/04/2025

¿Cómo afectan los desastres naturales al comercio internacional y qué medidas pueden tomar las empresas para mitigar los riesgos?

El impacto del cambio climático en la logística global y soluciones para un transporte más resiliente.

El cambio climático ya no es un problema del futuro: está aquí y afecta directamente a la logística global. Desde huracanes que destruyen puertos hasta olas de calor que alteran las rutas marítimas, el transporte de carga enfrenta una serie de desafíos que ponen en jaque la estabilidad del comercio internacional. 
 
Pero hay un problema aún más complejo: la industria logística no solo es víctima del cambio climático, sino también contribuye en las emisiones globales de gases de efecto invernadero.  Se estima que el transporte de mercancías es responsable de cerca del 8% de dichas emisiones, y hasta el 11% si se incluyen almacenes y puertos (Ref).

Si bien casi tres cuartas partes de la carga mundial se transporta en buques transoceánicos, los vehículos de carretera, como camiones y furgonetas, representan la mayor parte (el 65 %) de las emisiones del transporte de mercancías.  La mayoría de los buques queman combustibles fósiles y emiten carbono, pero transportan grandes cantidades de carga simultáneamente, lo que los convierte en la forma más eficiente de mover carga.  

Sin embargo, el transporte de mercancías por carretera puede emitir más de 100 veces más CO₂ que los barcos para transportar la misma cantidad de carga a la misma distancia. El transporte por carretera también es un sector en rápido crecimiento: el 80 % del aumento mundial del consumo de diésel se puede atribuir a los camiones.  

Entonces, ¿cómo pueden las empresas protegerse de los impactos del cambio climático y, al mismo tiempo, reducir su propia huella ambiental?  En esta nota, exploramos las principales amenazas climáticas para la logística global y las estrategias que están adoptando las compañías del sector para adaptarse, mitigar riesgos y liderar una transición hacia un modelo más sostenible y resiliente. 

El impacto del cambio climático en la logística global

El cambio climático ya no es solo un factor ambiental: es una amenaza directa para la infraestructura logística global. En los últimos años —y especialmente durante 2024—, el aumento en la frecuencia y severidad de fenómenos climáticos extremos ha puesto en jaque la eficiencia, previsibilidad y rentabilidad del transporte de mercancías. 

Sequías prolongadas, huracanes devastadores y alteraciones en rutas fluviales y marítimas han afectado desde las vías fluviales de América Latina hasta corredores estratégicos como el Canal de Panamá. Estos eventos no solo provocan interrupciones temporales en la cadena de suministro, sino que exponen la fragilidad de un sistema altamente interconectado que depende del clima más de lo que se creía. 

A continuación, exploramos algunos de los principales eventos climáticos que en 2024 impactaron directamente la logística global. 

1. Fenómenos climáticos extremos: interrupciones en el transporte

Huracán Milton en Estados Unidos (octubre de 2024):

El huracán Milton, que impactó la costa oeste de Florida en octubre de 2024 como categoría 5, provocó serias interrupciones en la logística y el transporte de mercancías. El Puerto de Tampa Bay suspendió sus operaciones marítimas y cerró canales de navegación, afectando la entrada y salida de cargamentos. Las intensas lluvias e inundaciones dejaron intransitables carreteras clave, bloqueando rutas terrestres de distribución. A nivel aéreo, el Aeropuerto Internacional de Tampa y otros de la región cancelaron vuelos, interrumpiendo la cadena de suministro aérea.  
 
Además, empresas como Kinder Morgan y Citgo cerraron terminales de combustible, lo que interrumpió el abastecimiento de gasolina y diésel hacia el interior del estado.

Lecciones aprendidas: Este evento evidenció la alta vulnerabilidad del sistema logístico ante fenómenos climáticos extremos y la urgente necesidad de estrategias de mitigación y resiliencia para proteger el comercio.

Sequía en el Canal de Panamá (agosto de 2024):

Una sequía histórica, agravada por el fenómeno de El Niño, redujo drásticamente los niveles de agua en el Canal de Panamá, forzando a la Autoridad del Canal a restringir el número de tránsitos diarios de embarcaciones de los habituales 36-38 a solo 32 (Ref). Además, se limitaron los calados permitidos, lo que obligó a muchos buques a reducir su carga o buscar rutas alternativas.  
 
Esta medida no solo afectó directamente el flujo de comercio internacional, especialmente en sectores como el energético, el agrícola y el de bienes de consumo, sino que también generó congestión en puertos vecinos, aumentó los tiempos de tránsito y elevó los costos logísticos globales. En términos económicos, se estimó una pérdida de más de 200 millones de dólares en ingresos para el canal en 2024, impactando gravemente la economía panameña. 

Lecciones aprendidas: Este evento evidenció la alta vulnerabilidad del sistema logístico ante fenómenos climáticos extremos y la urgente necesidad de estrategias de mitigación y resiliencia para proteger el comercio. 

2. Infraestructura vulnerable: puertos y carreteras en riesgo

Sequía en los ríos Paraná y Paraguay (2024):

Durante 2024, una sequía prolongada —también asociada al fenómeno de El Niño— provocó una fuerte bajante en los ríos Paraná y Paraguay, dos arterias fluviales fundamentales para el transporte de mercancías en el corazón del Cono Sur. La caída de los niveles de agua obligó a las barcazas a navegar con menor carga para evitar encallamientos, reduciendo la eficiencia logística y encareciendo los costos de exportación. 

Los puertos fluviales de Rosario (Argentina) y Asunción (Paraguay), claves para la salida de productos agrícolas como la soja, el maíz y el trigo, operaron por debajo de su capacidad, y en muchos casos, las exportaciones debieron ser redirigidas por vía terrestre o almacenadas temporalmente, generando cuellos de botella y mayores gastos operativos. 

Además, el uso intensivo de rutas terrestres como alternativa incrementó el deterioro de la infraestructura vial, en particular en las provincias del norte argentino y el sur brasileño, donde las condiciones de muchas rutas no estaban preparadas para absorber semejante volumen de camiones. La pérdida de competitividad de los productores agrícolas fue significativa, con márgenes de ganancia reducidos y demoras en la entrega de contratos internacionales. 

Lecciones aprendidas: Este episodio puso en evidencia la vulnerabilidad de la logística fluvial frente a eventos climáticos extremos y reforzó la necesidad de diversificar medios de transporte, invertir en dragado y mantenimiento de canales, y desarrollar seguros y planes de contingencia ante futuras crisis hídricas.

Sequía en la Amazonía colombiana (2024):

Durante 2024, la Amazonía colombiana enfrentó una sequía sin precedentes, considerada la más severa en más de un siglo. Los niveles del río Amazonas disminuyeron hasta en un 82%, afectando gravemente la navegación y el acceso a recursos esenciales (Ref).

Esta drástica reducción del caudal fluvial aisló a numerosas comunidades indígenas que dependen del río como principal vía de transporte. La interrupción de las rutas fluviales impidió el abastecimiento de alimentos, agua potable y suministros médicos, exacerbando la vulnerabilidad de estas poblaciones.

Lecciones aprendidas: Este evento extremo puso de manifiesto la urgente necesidad de desarrollar infraestructuras resilientes y estrategias de adaptación al cambio climático para las comunidades amazónicas. Asimismo, resaltó la importancia de implementar planes de contingencia que garanticen el acceso continuo a servicios básicos y rutas de transporte, incluso en condiciones climáticas adversas. 

3. Cambio en las rutas marítimas: nuevas oportunidades y desafíos

Deshielo del Ártico (2024):

El avance del calentamiento global volvió a dejar cifras alarmantes en 2024: la extensión del hielo marino en el Ártico alcanzó uno de sus niveles más bajos registrados desde que hay mediciones satelitales. Esta situación abrió nuevamente el debate en torno al uso comercial del Paso del Noreste, una ruta marítima que bordea la costa norte de Rusia y conecta Asia con Europa reduciendo hasta en un 40% el tiempo de tránsito en comparación con el Canal de Suez.

El deshielo ha hecho navegable esta vía durante más meses al año —especialmente en verano y parte del otoño— y compañías navieras están explorando su viabilidad para el transporte de mercancías como gas natural licuado, petróleo, contenedores y minerales. De hecho, en 2024 se registró un incremento del 25% en la actividad comercial en esta zona, según datos del Arctic Institute.

Sin embargo, las ventajas logísticas vienen acompañadas de graves desafíos y riesgos operativos. La infraestructura portuaria a lo largo del Ártico es limitada, y las condiciones meteorológicas extremas siguen siendo impredecibles. Además, la presencia de fragmentos de hielo flotante sigue representando un peligro para la navegación, lo que obliga al uso de rompehielos y sistemas de monitoreo satelital avanzado, encareciendo los costos operativos.

Desde el punto de vista ambiental, la creciente actividad marítima en el Ártico plantea serias preocupaciones. Los expertos advierten sobre el riesgo de derrames de combustible, el impacto en la biodiversidad local y el aumento de emisiones en un ecosistema especialmente frágil. Organizaciones como Greenpeace han señalado que la apertura de estas rutas no debería verse solo como una oportunidad económica, sino como un síntoma crítico del cambio climático acelerado.

En conclusión, si bien el deshielo del Ártico puede parecer una oportunidad para optimizar rutas logísticas globales, también revela con crudeza el costo ambiental de esta nueva era. Cualquier iniciativa de aprovechamiento de estas rutas debe ser acompañada de políticas de sostenibilidad, regulaciones estrictas y medidas de mitigación del impacto climático. 

Estrategias para mitigar el impacto y adaptarse al cambio climático

A pesar de estos desafíos, muchas empresas están adoptando estrategias innovadoras para reducir su vulnerabilidad y minimizar su huella ambiental. 

1. Transporte más sostenible: Adopción de tecnologías verdes

  • Electrificación de flotas: Empresas como DHL y Amazon ya han incorporado camiones eléctricos para reducir sus emisiones de carbono y su dependencia de los combustibles fósiles. 
  • Buques eficientes y certificados: En 2024, Fred. Olsen Express puso en marcha más de 90 proyectos sostenibles, incluyendo dos nuevos buques de carga con certificación ISO 14001, optimizados para eficiencia energética. 
  • Combustibles alternativos: El uso de biocombustibles y el hidrógeno verde está ganando terreno en el transporte marítimo y aéreo. 
  • Optimización de rutas: El uso de inteligencia artificial y el análisis de datos permiten planificar rutas más eficientes, reduciendo el consumo de combustible. 

2. Infraestructura resiliente

Una de las estrategias más efectivas para mitigar los efectos del cambio climático en la logística es fortalecer la infraestructura crítica. Invertir en instalaciones diseñadas para resistir eventos meteorológicos extremos no solo reduce el riesgo de interrupciones operativas, sino que también mejora la capacidad de respuesta ante emergencias. 

  • Puertos más resistentes: Se están implementando obras de infraestructura como barreras contra tormentas, sistemas de drenaje mejorados y elevación de muelles en zonas portuarias vulnerables. Un caso destacado es el puerto de San Antonio, en Chile, que durante 2024 destinó más de USD 10 millones a la modernización de sus instalaciones, adaptándolas a las marejadas y al aumento del nivel del mar, con el objetivo de garantizar su operatividad frente a eventos extremos. 
  • Carreteras adaptadas al calor extremo: En regiones expuestas a olas de calor frecuentes, se están utilizando materiales más resistentes para evitar la deformación del asfalto y preservar la seguridad vial. Estas mejoras son clave para el transporte terrestre, especialmente en zonas agrícolas y rutas de alto tránsito. 
  • Almacenamiento seguro: Las empresas están trasladando o construyendo centros logísticos en áreas menos expuestas a desastres naturales como inundaciones o deslizamientos, integrando además medidas de eficiencia energética y resiliencia climática en su diseño. 

3. Gestión integral de riesgos climáticos: planificación, tecnología y protección aseguradora

Frente al avance del cambio climático, gestionar los riesgos ya no es una opción, sino una necesidad estratégica para la continuidad operativa de las empresas logísticas. Las compañías más resilientes son aquellas que combinan planificación preventiva, tecnología de anticipación y coberturas aseguradoras específicas. 

  • Planes de contingencia proactivos: Establecer protocolos claros ante eventos climáticos extremos permite actuar con rapidez para minimizar daños y tiempos de inactividad. 
  • Diversificación logística: Ampliar la red de proveedores y rutas de transporte reduce la exposición a zonas vulnerables y facilita respuestas más ágiles ante interrupciones. 
  • Análisis predictivo y monitoreo en tiempo real: Herramientas basadas en inteligencia artificial y datos climáticos permiten anticipar fenómenos como tormentas o inundaciones y ajustar operaciones en tiempo real. 
  • Coberturas especializadas: Los seguros climáticos juegan un rol central en la gestión de riesgos. Protegen activos clave —como mercancías, vehículos e infraestructuras— frente a eventos como huracanes, incendios forestales o sequías extremas. 

Hanseatica: una solución inteligente para la incertidumbre climática

En este contexto, Hanseatica se posiciona como un aliado estratégico, ofreciendo Seguros de Transporte de Mercancías, Seguros de Contenedores y Seguros de Responsabilidad Civil, con un enfoque integral y flexible que se adapta al nuevo contexto climático. Con asesoría experta y acompañamiento personalizado, ayudamos a nuestros clientes a operar con seguridad y previsión en un entorno cada vez más cambiante. 

¿Cómo protege Hanseatica a las empresas logísticas? 

  • Coberturas contra desastres naturales: Protección ante daños en mercancías y transporte por huracanes, tormentas e inundaciones.
  • Seguros de Responsabilidad Civil: Para cubrir daños a terceros en caso de incidentes climáticos.
  • Asesoría en gestión de riesgos: Ayudamos a las empresas a implementar estrategias de prevención y mitigación de riesgos climáticos. 

La logística del futuro será más verde, resiliente y asegurada. Hanseatica está aquí para ayudarte a enfrentar este desafío. 

Conclusión

El cambio climático es una realidad que afecta el comercio global, pero también representa una oportunidad para transformar la industria logística hacia un modelo más sostenible y seguro. 

Las empresas que adopten tecnologías limpias, infraestructura resiliente y estrategias de mitigación de riesgos estarán mejor preparadas para enfrentar este desafío. 

¿Tu empresa está protegida ante el impacto del cambio climático? ¡Contáctanos! y conoce cómo nuestros seguros pueden ayudarte a garantizar la continuidad de tus operaciones.